Quiero despertar, en un mundo fantástico.
Mi mundo de ensueño, mi propio universo.
Que nazca de mi mente y sea sólo mío.
Que materialize cada deseo de esta infame mente.
Quiero abrir los ojos y contemplar la lluvia de sangre cayendo sobre mi sonrisa pintada de sadismo.
Sé que la tierra estará hecha de carbón y muñones de exploradores desafortunados.
Sé que los árboles cubiertos de telarañas regurgitarán cabezas de juglares.
Caminar en puntas de pie por el gélido camino de cuerpos abandonados.
Llegar hasta la jaula y tomar tu humanidad por el cuello.
Eres la nueva adquisición de mi desquiciado universo.
Tus cadenas, ajustadas a tu piel dejan correr ese brillante hilo rojo de sangre que remarca tu temor por ser parte de este retorcido viaje que apenas empieza.
A pesar de tu confianza tus ojos lamentan tu elección y lloran suplicando que te libere.
Mi fantástico mundo de ojos rasgados e infidelidades con la luna bañada en chocolate.
Mi universo coloreado con ruegos de retorno y pedidos de libertad.
Siempre fuiste un observador extraño de mi mundo, que hoy desea participar en el ritual nocturno de tomar mi paranoia y hacerla una con mis deseos genocidas.
La noche llega en mi mundo de ensueño, la luna termina por azotar esclavos y regalarme sus ojos como dulces pruebas de su prohibido amor.
Tú, en tu jaula ajeno a la locura que invade mi mundo, te arrepientas de ser parte de esto.
Yo, sin embargo disfruto despertando con las gotas de sangre sobre mi rostro, disfruto de bañar mis anhelos en las ciénagas putrefactas como mis deseos de cambiar, soy feliz en mi mundo alegre y de ensueño.
Allí pertenezco, allí me quedo.
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