-"¿Tienes hijos?"-
Me preguntó, dando a notar nuevamente esa poca reconfortante costumbre de no voltear a mirarme cuando me hablaba.
-"No!"-
Le dije sobresaltada, me extrañaba su pregunta; aunque ambos aparentábamos tener la misma edad yo apenas terminaba los 19 años.
-"No te exaltes, desde que te conocí me pareciste bastante maternal"-
Estaba de pie frente a la ventana con las piernas ligeramente separadas y los brazos medio metidos en los bolsillos, repentinamente saca una mano del bolsillo y la lleva hasta su rostro para rozar su nariz con solo la punta de sus dedos.
-"Gracias... creo"-
Parpadeé mucho al responder. Él, seguía inmovil, como concentrado en sus pensamientos.
-"No creo que sea un cumplido... es sólo una característica"-
Me sentí tonta, quise justificarme pero siguió hablando.
-"Pero... Te gustaría tener hijos... ¿algún día?"-
Pude sentir como su voz cambiaba, se suavizaba. Sin ponerme de pie le respondí delicadamente, como si voz se hubiera inundado de ternura.
-"Si, me gustaría... algún día"-
A través de la ventana, se podía ver como una mujer cruzaba la calle en dirección a su casa.Llevaba un cochecito en el que un niño envuelto en pequeñas mantas celestes dormía plácidamente, sin reparar en la penumbra que inundaba el parque a esa hora.
-"Si... a mi también me gustaría"-
Dijo susurrando.
Desde ese día reparo más en los niños que veo.
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