-"¿Ves algo?"-
Durante la madrugada sus ojos adquiirían un resplandor extraño.
-"No, ya te dje, no hay nada allá afuera"-
Me responidó con ese tono caracterísco de quien se cansa de oir la misma pregunta varias veces.
-"Estoy segura... algo se estaba moviendo entre los árboles"-
Resopló, el aire exhalado hizo que un par de delgados mechones de cabello que adornaban su rostro se agitaran.
-"No hay nada afuera, entiéndelo"-
Su pálido rostro enmarcaba su elegante mirada que intentaba calmar mi temor.
Yo no era cobarde. sólo había escuchado algo moverse entre los árboles del parque y a estas horas de la madrugada ninguna persona normal se atrevería a dar un paseo, me preocupada y me ponía nerviosa la idea de alguien merodeando por allí.
-"Está bien"-
Dije suspirando aceptando sus explicaciones.
Él, limpiaba sus labios con un pañuelo blanco de tela para luego tomar mi muñeca y sostenerla con ambas manos; volvió a hundir sus blancos colmillos en los dos pequeños orificios previamente hechos en mi piel y continuó alimentándose.
Desde ese día estoy atenta ante cualquier ruido extraño.
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