martes, 16 de junio de 2009

Segunda Conversación Nocturna (3ra Parte)

Siempre he querido saber... ¿Qué sabor tiene?


3ra Parte de una conversación que aún hoy me provoca noches sin dormir.





Blaine:
Yo lo pensé... pero ahora prefiero que continúe.





"¿Dudas?" Susurré releyendo su respuesta. ¿Sería posible acaso que un vampiro tenga dudas?

Juana:
¿Porqué pensó en dejar de escribir sus memorias?





En mi mente afloraban como anuncios de peliculas las clásicas imágenes de vampiros, aquellos seres con capas negras y mirada penetrante que me causaban tanta fascinación.





Blaine:



Yo he roto un código. Un código sagrado para lo míos. Por esa sola razón mi existencia inmortal ha corrido peligro.Hace poco estuve a punto de morir. De no ser por Cassiano...Ya lo sabrá...... Eso también estará incluido en el texto.

Llegué a sentir que intentaría venderme una copia del libro muy pronto. ¿Un código? Que detalle tan curioso el hecho de que los vampiros tuvieran algo así como un código de ética para respetar y mantener oculta su existencia.

Juana:
Estoy contando las horas para poder leer más de sus memorias.

Era cierto, siempre que llegaba del trabajo veía la carpeta con el rótulo "Blaine"y como por inercia la abría y revisaba los archivos buscando algo nuevo, una frase nueva que de algún modo Blaine haya dejado en mi computadora.

Blaine:
Paciencia. Es algo que sobra en mí. El tiempo es inexistente para los míos.

Incliné la cabeza hacia un lado, como si el peso de sus palabras sobrepaara los límites a los que está acostumbrado mi mortal cerebro.sus palabras me hacían sentir tan pequeña e ignorante al ser mortal y al mismo momento me hacían sentir especial y única por ser quizás una de los pocos mortales que han tenido comunicación con él.

Juana:
Claro, para usted esperar un año debe ser como esperar un minuto.

Mis ojos buscaron el reloj que; colgado en la pared emitía ese sonido que parecía hacerse más fuerte a cada minuto: "Tic-Tac" decía el reloj. Como recordándome que ha pasado otro segundo de mi vida y que nunca lo tendré de regreso.

¿Cómo sentiría Blaine el paso del tiempo? ¿Le daría importancia al tiempo? y entre dudas más mundanas ¿Blaine usará reloj?

Blaine:
No es tanto así. Pero al pasar de los siglos los años se hacen cortos.Pero me pareció que usted me quería preguntar algo...

Era complicado, entender su percepción del tiempo. ¿Debe ser acaso lo mismo esperar un minuto que un año para un "Bebedor"?, como intimidaba aquella palabra "Bebedor", te indicaba un par de agujeros en el cuello y sangre drenada de tus venas, una imagen sobrecogedora.

Juana:
Si, bueno en realidad muchas cosas; ¿Además del retrato que coloca en el display de messenger tiene otra imagen de usted?

Siempre llevaba la misma imagen en el display de messenger, un rostro blanco enmarcado por largos cabellos ondulados que emanaba lozanía y discreta belleza.

Blaine:
Las tengo. No sé cómo hacer para que usted la pueda ver. Pese a mi edad, no logro comprender del todo este sistema virtual. Probablemente Cassiano sabría como.

Que extraño debe sentirse el habituarse a todo tipo de tecnología, me sentí enternecida por sus palabras, sonreí frente al monitor.

Blaine:
o Leopold, él también sabe de esas cosas.

Agregó él.

"¿Leopold?" Me pregunté y en voz alta, como esperando una respuesta proveniente del aire; me acerqué a la pantalla tratando de encontrar entre sus palabras previamente escritas alguna referencia a Leopold.

Nada, era un misterio, tuve que preguntar.

Juana:
¿Leopold?

Blaine:
Un amigo en común, de muchos años. Es inglés. De Southampton sino me equivoco... no lo recuerdo. No suele hablar mucho. Fabio y yo estamos, digamos... más desconectados de todo esto que tiene que ver con la tecnología.

Mis manos se detuvieron cerca al borde del teclado. Un vampiro era capaz no sólo de entablar una amistad con otro sino que además eran muy unidos; o al menos esa impresión daba mientras suspiraba leyendo las líneas escritas por él.

Un vampiro inglés, la elegancia inmortal inglesa. Desperté de mi trance.

"¿Fabio...?"No era mi intención alzar la voz, pero pude escuchar el eco de lo que dije alrededor, tocando mis labios creía que esto era una broma.

Un grupo de vampiros, quienes además eran amigos ¿Bizarro? ¿Tierno? Muchas ideas se venían a mi mente y tomando el cabello que colgaba alrededor de mi rostro formé un moño sobre mi cabeza que aseguré con un lápiz atravesado.

"Que no te tome por sorpresa" me dije a mi misma. "No puedes aparentar susto o miedo, parecerías una niña ridícula que cree en los esterotipos vampirezcos que la literatura sencionalista nos ha metido en la cabeza".

Me acomodé los anteojos.

"Claro..." Dije en voz baja mientras estiraba los brazos hacia adelante hasta hacerlos tronar.

Juana:
Justamente quería preguntarle acerca de su círculo social y si es que tenía amigos aparte de Cassiano.

¿Podía leer mi mente? ¿Sabría en realidad que mi mente analiza cada palabra que mis dedos le escriben con la única razón de no quedar en ridículo ante él?

Blaine:
Los tengo. Somos cuatro los que nos frecuentamos.Ahora suena este teléfono móvil. Es precisamente Leopold. Dispénseme un instante.

¿Teléfono movil? Dios, que he avergonzada me sentía al recordar aquellas películas y libros en los cuales el vampiro protagonista vivía en un castillo en ruinas carente de luz eléctrica.

Juana:
Claro, no hay problema. Yo lo espero.

Sonreí, lo esperaría sin duda, aunque le tomara 10 horas volver. Dejé la ventana de conversación abierta despidiendo aquel blanquecino fulgor que iluminaba mis anteojos mientras trataba de imaginar: "¿Qué tipo de celular usa un vampiro?"

Blaine:
Está por venir.

Habían pasados sólo 2 minutos, quizás por caballerosidad no me hizo esperar mucho; o tal vez había sido una llamada a número equivocado. Preferí pensar que se trataba de su despliegue de caballerosidad.

Blaine:
Cassiano suele burlarse del nombre de Leopold, dice que le suena... como decirlo... muy pomposo. Cassiano lo llama "Leo", lo cual no le gusta a Leopold, quien es bastante serio, por demás.

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