Todo estaba oscuro, las luces estaban apagadas, no se escuchaba ningún ruido, todos dormían excepto yo, que movía rápidamente los dedos sobre el teclado de la computadora, escribiendo.
En el monitor, una nueva ventana de conversación se abre, bajo el título de:
“Rodrigo Christian Blaine de Quijandría desea iniciar una conversación contigo”
Me siento intrigada, no conozco a nadie con ese nombre, llego a pensar que se trata de una broma, a pesar de mis dudas, la curiosidad me traiciona y me lleva a aceptar la invitación para entablar una conversación virtual con él.
Rodrigo Christian Blaine de Quijandría dice:
Ahora, sentado aquí frente a esta computadora, moderna. Trato de entender como las personas se pueden comunicar de esta manera.
Mi curiosidad aumenta, es cómo una puerta que siento debo cruzar a pesar de desconocer los peligros con los que me podría encontrar.
Mi primera reacción hubiera sido preguntar si se trataba de una broma, hasta que leí con detenimiento el nombre de mi interlocutor.
-“Blaine”-
Dije casi susurrándole al monitor, con la boca entreabierta me quedé observando esas 5 palabras que formaban el nombre del vampiro sobre el que tanto sabía y sobre el que quería saber aún más.
Era imposible, no podía ser él.
Rodrigo Christian Blaine de Quijandría dice:
Algún día entenderé esto del messenger. Debo salir. La noche espera. Me quedan apenas algunas horas para el amanecer.
¿Con quién hablo? ¿Tienes tú algo que ver con mis memorias?
Era él, el vampiro Blaine a quien he tenido la oportunidad de investigar gracias a la confianza de su editor, Miguel Ángel quien me concedió la oportunidad de leer sus memorias.
Si era él ¿Será prudente dejarlo hablando solo por varios minutos?
Juana Fernanda dice:
Si, he tenido la oportunidad de leer algo sobre ti, ¿O desea que lo trate de usted?
Si, era él, mi corazón empezó a latir con más fuerza, me acomodé en la silla como si hubiera estado a punto de desmayarme ¿Fue esa la primera frase correcta para comunicarme con un ser inmortal que ha visto ya 3 centurias de la historia del mundo?.
Rodrigo Christian Blaine de Quijandría dice:
La verdad, la lejanía que me evoca este tipo de comunicación hace que me dé igual la manera en la que me puedas tratar.
Su modo de responder me resultaba hipnotizante, la elegancia que transmitía iba más allá de las palabras visualizadas en el monitor de la computadora, pensé muy bien en qué palabras usaría para responderle.
Juana Fernanda dice:
Muy Bien, mi nombre es Juana Fernanda, he tenido oportunidad de leer sus memorias y siempre había querido hablar con usted aunque sea por un momento.
Rodrigo Christian Blaine de Quijandría dice:
Pero mis memorias aún no han sido publicadas. Es más, aún no termino de escribirlas. Le he cedido ese encargo a Miguel Ángel. Lo está haciendo muy bien, a decir verdad.
Me sentía una impertinente, una niña curiosa que había hurgado en las pertenencias de un desconocido al que, quizás le moleste e incomode mi acción ¿Sería así? ¿Habría sido demasiada mi curiosidad? Podría haber provocado la ira de uno de los seres más fuertes que existen.
Rápidamente traté de excusarme, tecleé con torpeza mi excusa mientras repetía en voz baja:
-“Ay no…”-
Juana Fernanda dice:
Así es, hace un buen trabajo, me tomé la libertad; al enterarme de que era él quien se estaba encargando de escribir sus memorias, de pedirle que comparta el archivo conmigo, espero que no lo tome como una falta de respeto, de mi parte o por parte de Miguel Ángel.
¿Por qué me costaba tanto responderle? Tenía que leer 3 o 4 veces cada frase escrita, es un personaje lleno de historia, de misterio, me sentía afortunada de poder conversar con él y por eso, cuidaba mis palabras, quería cada frase sea escrita al mismo nivel en que él me escribía, me costaba trabajo evitar que mis dedos me traicionen escribiendo alguna innecesaria tontería.
Me mordía las uñas esperando una respuesta, al no obtener una, me preocupé ¿Se habría ofendido?. Tuve que insistir.
Juana Fernanda dice:
Disculpe, ¿Está usted ocupado?
Rodrigo Christian Blaine de Quijandría dice:
Estaba pensando. No recuerdo haberle permitido hacer tal cosa.
Después de leer su respuesta un suspiro profundo inundó el silencio de la noche, hasta ese momento había olvidado qué hora era y había olvidado también que me encontraba sola en medio de una oscuridad débilmente opacada por el resplandor por el monitor de la computadora.
Juana Fernanda dice:
Mil disculpas realmente, fue mi curiosidad e insistencia acerca de usted y su historia lo que eventualmente hizo que Miguel Ángel me permitiera leer sus memorias.
Rodrigo Christian Blaine de Quijandría dice:
Si finalmente serán publicadas algún día, pienso que no hay mayor problema.
Había comprendido mi curiosidad, me parecía irreal lo que ocurría, observando la pantalla con el resplandor blanquecino que despide el monitor reflejado en mis anteojos, me acomodo el cabello y me digo a mi misma con decisión:
-“No puedes perder una oportunidad así”-
Mi dedo índice se deslizaba lentamente sobre las teclas, una a una iban apareciendo en la pantalla hasta formar una frase.
Juana Fernanda dice:
Disculpe, ¿Le molestaría que yo le haga algunas preguntas?
Con las palmas de las manos apoyadas al borde del teclado, los puños cerrados y mordiéndome los labios, esperaba una respuesta, con suerte, una evasiva.
Rodrigo Christian Blaine de Quijandría dice:
No me molesta, adelante.
Una amplia sonrisa invadió mi rostro, no podía dejar de sonreír. Voy a tener la oportunidad de hacerle las preguntas que desee.
Yo no soy periodista, ni siquiera he estudiado nada relacionado a ese tipo de trabajo de investigación, sólo era una curiosa mortal que por cuestiones que aún no conocía se había cruzado en el lugar menos probable con un vampiro.
Juana Fernanda dice:
Gracias, en lo que he podido leer de sus memorias; Miguel Ángel y usted tratan de exteriorizar sus sentimientos al estar en esta época, pero me gustaría leerlo ahora ¿Cómo se siente al estar a más de 200 años de la época en la qué vivió?, no estoy segura de utilizar correctamente la palabra "vivió" , espero que comprenda mi pregunta.
No tenía ánimos de invadir su privacidad, nunca he deseado molestar a un vampiro, no sabía cual sería su respuesta.
Rodrigo Christian Blaine de Quijandría dice:
Vivir. Esa palabra tiene un significado más grande de lo que puedas imaginar.
No me siento viejo. Ahora, después de todo este tiempo me siento más fuerte.
Esa fuerza se gana con los años
Puedo jactarme de tener una sabiduría realmente envidiable.
No podía alejarme del monitor, cada palabra que escribía me resultaba más intrigante que la anterior. Me gusta el modo en que me explica las cosas, como si yo no las fuera a entender del todo bien.
Juana Fernanda dice:
En los seres humanos es al revés, nosotros con la edad nos debilitamos e incluso llegamos a olvidar mucho de lo que aprendemos a lo largo de nuestra vida.
Rodrigo Christian Blaine de Quijandría dice:
Hay cosas que he olvidado, pero lo narrado en mis memorias son hechos que recuerdo, tal cual hubieran sucedido ayer.
Hechos que han marcado mis dos existencias. La humana y esta nueva naturaleza a la cual me acostumbré hace tantos años.
Mencionaba con naturalidad y calma ambas existencias, tenía tantas interrogantes en mi mente.
martes, 23 de diciembre de 2008
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1 comentario:
Juana, esto está a punto de cumplir un año. Qué paja. Lástima que la segunda conversación nocturna no la terminaste (o hubo otra más?)... Un beso.
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