-"No morirías... pero te romperías bastantes cosas"-
Dijo como si pudiera leer mi mente.
-"¿Y si te golpeas la cabeza?"-
Traté de refutar, siempre me ha gustado poner a prueba las teorías.
-"Tendrías más posibilidades de morir... pero nada es seguro"-
Tenía razón, nada era seguro en este mundo, podía ser que alguien cayera sentado y no le ocurriera nada así fuera una caída de 20 pisos.
-"¿Entonces... una caída así no te mataría?"-
Nos quedamos unos minutos observando la luna aparecer por detrás de las nubes grisáceas que cubrían el cielo; como una enorme moneda de pata la luna llena iluminaba nuestros rostros.
De pronto, una ráfaga de aire frío golpeo nuestros rostros, se me dificultó la respiración, fue como un impulso que me obligó a despegar mis manos del borde de la ventana, retroceder un paso y tambalearme.
Él, aún de pie y bien plantando en el suelo, sin dejar de observar el horizonte; oscuro ya, suspira como si aún tuviera que hacerlo y dice en voz alta sin siquiera voltear a verme:
-"Si esa ráfaga hubiera venido en el sentido contrario... Habrías resuelto tu duda"-
Desde ese día, prefiero cerrar la ventana.
1 comentario:
yo solia vivir en un kinto piso y esa sensacion siempre la tuve, no es miedo, es simple y pura kuriosidad, kada q estaba en una situacion parecida era lo mismo "no t acerkes, algo hay q te hace saltar" siempre me dio temor eso, un dia kizas terminaria por hacerlo, la kuriosidad mato al gato dicen por ahi...
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