-"No entiendo..."-
Sentía su mirada, me miraba extrañado, como si estuviera hablando en otro idioma.
-"Es que... es difícil, no podría...explicártelo"-
Crucé los brazos, trataba de evitar la conversación, pero podía sentir su mirada clavada en mi nuca.
-"¿A qué te refieres?"-
Él seguía de pie al lado de la ventana, no alcanzaba a ver sus gestos en la oscuridad de la noche pero sabía que su rostro reflejaba sorpresa.
-"Nada, no quiero hablar de eso..."-
Le respondí.
-"Está bien..."-
Dijo él.
-"Espera, ¿Es esta una de esas ocasiones en las que al decir "no quiero hablar de eso" significa que debo seguir insistiendo en llevar a cabo una conversación acerca de este tema para que así puedas sentirte más tranquila?"-
Mis ojos se llenaron de lágrimas al escucharlo, me volteé a verlo, seguía de pie al lado de la ventana, ahora alumbrado por la tenue luz de la luna que se colaba entre las cortinas.
-"No, esta vez no; sólo... no quiero hablar de eso ahora"-
Le respondí.
-"Bien..."-
Me dijo, volví a darle la espalda, sentí un suspiro y un par de pasos.
Cuando volví a voltar, alcance a ver como saltaba por mi ventana entre las cortinas para perderse una vez más entre la noche.
Desde aquella noche, abro la ventana antes de dormir.
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