miércoles, 21 de julio de 2010

Mi niña

Conocí una vez

Una niña con aroma a leche

De labios blancos

De ojos cerrados

De pasos somnolientos


Conocí una vez

Una niña que atraía serpientes

Que saltaba entre rocas

Obviaba miedos

Esquivaba dolores

Y le mentía a los robles


Conocí una niña

Que estaba tan muerta como viva

Que sentía pasos inexistentes

Que ignoraba voces reales


La niña tenía manos de dibujo

Cabellos de colores

Las paredes de su celda

eran color azul

Las rejas de su jaula

eran doradas como sus ojos

Y los grilletes de sus tobillos

Eran color gris

tan gris como sus mañanas tristes


Pobre niña sonriente

De sonrisa vacía

De dolor de espalda por la carga

Pobre niña sola

Daba vueltas sobre almohadas

Gritaba

Sollozaba

Reía

Y al reir quebraba cristales

Al llorar creaba rios


La niña caminaba

La niña no se movía

La niña moría en las mañanas

Volvía a la vida en las tardes


La niña creció

Y hoy pinta abedules con letras

Sentada frente a esta computadora.


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Juana Fernanda Olazábal Gómez