jueves, 12 de marzo de 2009

Miércoles:


El día más relajado del trabajo, sólo debo entrar a 2 salones y uno de ellos es bastante tranquilo y las niñas son un amor, el otro salón tiene sus momentos especiales pero también son un mate de risa y como son pocas es fácil tratarlas.
Me pasé todo el día cantando "Take a Chance on Me" de Abba con las niñas, poco a poco me estoy convirtiendo en María Von Trapp.

Tengo un cerro de trabajo para terminar, el cual me mantendrá ocupada por un tiempo.

Me siento bastante bien si se lo preguntan, atareada por el trabajo, algo incómoda por tener que posponer una salida hoy, pero bien.

Besos.
Adiós.

miércoles, 11 de marzo de 2009

A. El Accidente

Lo que estás a punto de leer fue sacado del diario de Gabriel, me resultó interesante, bastante como para subirlo al weblog:

Siempre había considerado mi vida bastante aburrida, sin nada emocionante o resaltante que contar en las reuniones del sábado por la mañana en el club donde jugaba tenis.

Y quizás estaba en lo cierto, mi vida se había vuelto monótona, previsible, tranquila; o al menos lo fue hasta el día en que arollé a Clara con mi auto.

Era martes, el peor día de la semana pues tenía que cumplir con mi rol de ciudadano productivo y entregar antes de mediodia las caricutaras que el diario publicaría en la edición del día siguiente.

El pequeño reloj digital de mi auto me ponía nervioso.

"11:55" Decían sus verdes números. Estando a una cuadra del edificio del diario, suspiré aliviado, sólo debía llegar a la puerta y entregarle a Hernán; el vigilante de turno el sobre amarillo que contenía los originales y respectivas copias de mi trabajo.

Clara apareció de la nada, cruzando la calle intespetivamente y mirando hacía atrás como si alguien la estuviera persuigiendo.
Mi primera impresión fue que se trataba de un espejismo, llevaba puesta una blusa verde floreada bastante ancha ara su figura, usaba también un pantalón negro y lo más curioso es que no llevaba zapatos.

Tal vez me distrajo su imagen, parecía un ser ajeno a este mundo, de largo y ondulado cabello rojizo.
Aún recuerdo que intenté frenar, recuerdo también que parecía un ángel cuando se elevó del suelo para aterrizar aparotasomente sobre el parabrisas de mi auto.

El tiempo se detuvo, por más que lo intento no recuerdo el sonido de su cuerpo al caer al suelo inconsciente.

Sin embargo no puedo olvidar el temblor que recorrió mi espalda al abrir la puerta de auto; sentía decenas de miradas alrededor.

Ella estaba en el suelo, boca abajo; su cabello parecía un charco de sangre que rodeaba su cabeza y terminaba en sus hombros.

-Llamen a una ambulancia- Alcancé a balcucear.

Cerré la puerta de la camioneta roja que conducía, el parabrisas frontal lucía esa clásica rajadura que asemeja un teleraña donde el cuerpo de la joven había impactado.

Me acerqué a ella, arrodillado a su lado sentí como un círculo de curiosos se formaba a nuestro alrededor.
La gente gemía, preguntaba y me acusaba en incómodos e incomprensibles cuchicheos.

Le aparté el cabello del rostro y noté que sólo tenía un corte en la ceja izquierda, un hilo de sangre recorría su frente y golpeaba el pavimento.

Suelo ponerme nervioso y ansioso en situaciones relacionados con accidentes y sangre. Dudaba sobre que debía hacer. ¿Quedarme y aceptar la culpa? ¿Huir y tratar de entregar mi trabajo al diario?

Decidí quedarme a su lado, oyendo las sirenas como si su figura me hubiera hipnotizado y su cabello fuera un grillete en mis muñecas, no pude irme.
De todos modo, era demasiado tarde para correr, habrían muchos testigos buscándome.

Sentado al lado de la joven, aún no sabía con certeza si se encontraba bien, podía jurar que estaba respirando, podía ver como un mechón de cabello se movía al acercarse a su nariz, impulsado por el aire que exhalaba.

-"A ver, retírense que entorpecen el paso"- Un paramédico con cara de querer golper a alguien se abrió paso entre la multitud y llegó hasta ddonde yo estaba; él llevaba un maletín blanco que colocó en el suelo, él y otro paramédico colocaron a Isabel en una camilla para revisarla, observaban sus ojos, sus brazos, se aseguraron de que aún respirara.

Cortaron su hermosa blusa verde de flores para revisar que no se hubiera roto las costillas.

La blusa estaba manchada con sangre de la herida que tenìa en la ceja izquierda ; al remover la blusa quedaron al descubierto sus pechos, cubiertos sólo por un sujerador color negro de encaje.

Un par de curiosos del círculo que nos rodeaba silbaron, al oir esto me puse de pie y me dirigí a ellos.

-Retírense, no hay nada que ver aquí, retírense- Estaba hipnotizado, por varios minutos pensé que todo se trataba de un sueño, que en cualquier momento despertaría para apagar la alarma del reloj de mi cuarto y seguiría con mi vida normal. ¿Estaba yo realmente en medio de la calle al lado de una mjer que acababa de atropellar?

¿Estoy muerta?- Su voz me sacó del trance en el que me hallaba, la joven había abierto los ojos; los paramèdicos le habían colocado un collarín en el cuello para evitar que se mueva.

-Tuvo un accidente Señorita, la vamos a llevar a un hospital- El paramédico cubrió el corte de la ceja con un trozo de gasa.

Me acerqué a su rostro y le pregunté casi susurrando.

-¿Está usted bien?- Fue la pregunta más estúpida que pude hacer. ¡Por supuesto qure NO estaba bien! ¡La acaba de atropellar un idiota!

Se quedó observàndome con sus enormes ojos color café, se veía desorientada, perdida.

Los paramédicos cargaron la camilla para subirla a la ambuelancia.

-Estoy viva... ¿Es eso bueno?- Hablaba en serio, se preguntaba si haber sobrevivido a ser atropellada era algo bueno o malo.

-Se rompiò dos costillas y fuera de eso sólo tiene contusiones menores- Me dijo uno de los paramédicos sonriendo hipócritamente para tranquilizarme.

-¿Va a ir con ella al hospital?- No supe que responder, sólo seguí la camilla en silencio, subí a la ambulancia y me senté al lado de ella.

-¿Cómo te llamas?- Me preguntó ella.

-Eh... ¿Mi nombre? Gabriel- Respondí confundido, avergonzado, culpable.

-Que nombre tan feo, yo soy Clara- Me sorprendió su respuesta, podría estar delirando debido al golpe pero le sonreí. Ella; cubierta con una delgada sábana blanca observaba el interior de la ambulancia con curiosidad.

-Nunca antes he estado en una ambulancia- No me miraba, sólo observaba la puerta trasera de la ambulancia.

-Gracias por atropellarme- Me dijo sonriendo y mirándome a los ojos.

El paramédico cerró la puerta de la ambulancia y se pusieron en marcha, rumbo al hospital.

Por mi parte, algo dentro de mí sabía qe mi vida cambiaría a partir de ese momento.


Un Beso.

Adiós.

"I wish I could say no regrets, And no emotional debts, And as we kiss goodbye the sun sets."

Amy Winehouse

domingo, 8 de marzo de 2009

Nuestro día


Por ser, quienes no le temen a entregarlo todo.
Por ser, quienes otorgan sus noches de sueño a cambio de sonrisas.
Por ser tiernas y dulces.
Por ser cuentos y poemas.

Por ser las creadoras de la lujuria.
Por ser quienes presionan los grilletes en las camas.
Por ser artífices de las más intrincadas fantasías.
Por ser material de arte sublime.

Por ser fuertes.
Por ser histéricas.
Por saber dar vida.
Por saber quitarla.
Por ser leales.
Por ser desleales.

Por creer en que él va a cambiar.
Por demorarnos 2 horas en arreglarnos.
Por decir que no somos histéricas.

Por originar guerras.
Por detener conflictos.
Por ser el poder detrás del trono.

Por ser esclavas.
Por necesarias.
Por imprecisas.

Por miles de cosas más que nos hacen únicas.
Feliz día de la mujer :)


Besos.
Adiós.