martes, 23 de diciembre de 2008

Conversaciones Nocturnas (Parte 3)

Juana Fernanda dice:
¿Usted puede enamorarse?

Rodrigo Christian Blaine de Quijandría dice:
Puedo.
Pero no recuerdo esa sensación.

Juana Fernanda dice:
Estuvo enamorado cuando fue mortal ¿no es así?

Recordé lo leído en sus memorias, habla del amor cuando fue mortal.

Rodrigo Christian Blaine de Quijandría dice:
Lo estuve. Esos recuerdos prefiero mantenerlos enterrados. Disculpa si no deseo hablar de eso.


Juana Fernanda dice:
No, para nada, no hay problema, no quiero incomodarlo ni tocar un tema que usted no desee tocar.

Por temor a que decidiera terminar la conversación abruptamente debido a mis impertinencias cambié de tema.

Juana Fernanda dice:
Ahora, entrando a un terreno totalmente más mundano ¿Come usted alguna comida preparada como la de nosotros los mortales?

Rodrigo Christian Blaine de Quijandría dice:

Aunque quisiera, no podría. Alguna vez, de una manera ingenua, quizá, lo intenté. Fue repulsivo.

Por alguna razón, aquel comentario me causó risa, el sólo imaginar ese delicado rostro con una expresión de asco al comer aquello que nosotros los mortales comemos diariamente me provocaba cierta ternura y gracia.

Juana Fernanda dice:
¿Por qué?

Rodrigo Christian Blaine de Quijandría dice:
No puedo digerir la comida normal.
Podría darte un ejemplo. Imagina comer una masa insabora que tu estómago no tolere.
Que el cuerpo lo devuelva no es algo que se sienta bien.


Mi risa había estado de más, era algo complicado y penoso, un tema acerca de la nutrición de los vampiros que los mortales nunca entenderemos como tantos otros misterios que los rodean.

Juana Fernanda dice:
No me imaginaba que ocurría eso.
Ahora, ¿La sangre de animales es igual a la sangre humana? en relación a su nutrición

Rodrigo Christian Blaine de Quijandría dice:
Así ocurre.
No estoy al tanto de eso. Por lo menos, en todos estos años, jamás indagué al respecto. Pero el sabor, no es desagradable. Por mi experiencia puedo decir que cuando me he encontrado en mal estado o debilitado, a sangre animal no me ha ayudado mucho a recuperarme.


Se alimentaba de sangre de humanos, por un segundo el temor de que al ponerme de pie lo encontraría, elegante, sombrío y bello de píe y silencio bajo el dintel de mi puerta me distrajo de la conversación.

Rodrigo Christian Blaine de Quijandría dice:
En ese sentido, puedo pensar que la sangre animal no es buena. Y lo que es peor. No produce esa sensación de placer el ingerirla.

El miedo empezaba a agitarme, sentía calor y nerviosismo, decidí seguir con el ritmo de la conversación y tratar de camuflar mi miedo.

Juana Fernanda dice:
Entonces es algo más acerca de la sangre humana, aparte de la nutrición le provoca a los vampiros placer al beberla?

Rodrigo Christian Blaine de Quijandría dice:
Es comparable, en tu caso, a beber agua después de no haberlo hecho en mucho tiempo. La sangre me da paz. Sosiego.


¿Sosiego? ¿Paz? Quedé sorprendida, ¿Era posible que un vampiro pudiera diferenciar esta clase de sentimientos?


Juana Fernanda dice:
¿Es cierto que los vampiros son almas atormentadas que viven siempre con culpa y miles de sentimientos así de oscuros?

Rodrigo Christian Blaine de Quijandría dice:
Los vampiros somos como los mortales. En ese sentido cada uno es diferente de otro. No puedo asegurar si otros vampiros han vivido atormentados.
Particularmente, mi vida no ha sido un camino fácil. Por lo menos hoy, mi existencia goza de una calma inusitada. Espero que continúe así.


Conocía muchos aspectos de la vida de mi interlocutor, gracias a sus memorias sé lo que ha sufrido.