El tiempo sigue siendo el mismo.
El lugar sigue siendo el mismo.
El sonido de la campana que golpea nuestros oídos es el mismo.
Dejé otras personas y hallé nuevas.
Hemos dicho "Adiós" cómo si mereciéramos decirlo.
Extrañaremos todo.
Incluso ese "Adiós" hipócrita.
Dijimos "Adiós" cuando nos encontramos.
Dijimos "Adiós" cuando los dejé sentados en la vereda
con los ojos hundidos en el pavimento humedecido
por lágrimas de momentánea tristeza.
Por momentos, iguales.
Por momentos, opuestos.
¿Aprendimos algo?
Sí, que no importa con cuantas manos cubran la hipocrecia.
Me gustan sus alas
sus coros
sus dolencias imaginarias
y sus miles de modo de hacer reir una sonrisa.
Los quiero.
Te quiero.
Juana.
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