domingo, 11 de enero de 2009

Carrera

(La siguiente entrada ha sido escrita inspirada en un amigo al cual para proteger su identidad llamaremos "Mr. X", hoy tenía ganas de renegar del mundo y hablar mal de cada etapa de la vida y la única persona que conozco que hace eso magistralmente es "Mr. X".)

19 años, 1 mes y 6 días han transcurrido desde que dejé la comodidad del útero de mi madre para empezar a vivir a expensas de la misma mujer; quien me soportó (con antojos de milkshake de lúcuma incluidos) durante casi 9 meses.

Un libro de poesía está a punto de salir y resulta que es mío, son mis poemas impresos, copiados y envueltos en una bonita tapa de llamativo color.

Digamos que publicar un libro a los 19 años podría considerarse un logro, o al menos eso me han dicho y me siguen repitiendo. ¿Será cierto? Ojalá, será interesante tener algo que decirle a mis hijos: "Yo publiqué un libro a los 19 años, no como la fracasada de tu tía que se graduó de la facultad de Derecho a los 25 años"

Disculpen pero no en este punto el libro me ha dado hambre, hambre de seguir escribiendo y seguir siendo leída, es como estar desnuda en un escaparate al cual la gente accede pagando y al salir comentan, positiva o negativamente. Y yo soy una exhibicionista.

¿Después de Memorias Inexpertas? No lo sé, el tiempo lo dirá.

Como una vez le dije a mi ahora ocupado vecino de blogs Javi:

"¿Nunca es suficiente?"

A lo que el respondió en pose trágica con truenos de fondo:

"Nunca es suficiente..."

Debe ser cierto, pero quizás sea una programación de la sociedad eso de seguir etapas:

Empezamos en el nido (Kinder/Pre-escolar): Donde las calificaciones navegan entre caritas felices y estrellas brillantes que para los estudiantes no significa más que una mancha brillante en la lengua.

Seguimos en Primaria: Aquellas estrellas nos han gustado y ahora llegan convertidas en califcaciones númericas, llega el cuadro de honor (en el que nunca estuve porque desaprobaba en conducta), los diplomas por buena conducta, asistencia, feria de ciencia y cuanta idea más se le cruce al educador de turno.

Luego viene Secundaria: Hasta primaria había sido una competencia amistosa, pero la pubertad llega con una avalancha hormonal, llena de sudor, temblores, nervios, música y pornografía. Ser el más inteligente se vuelve una meta de pocos, reemplazada en popularidad por (irónicamente) ser el más popular, tener la mejor ropa, tener la mejor pareja o la mejor hora para llegar.

Ahora en la pubertad es una chanfainita la competencia, nade sabe bien porque compite con alguien, pero compite, los amigos se pelean porque él sacó 2 puntos más que tú en el mismo examen, mientras las amigas discuten sobre porqué ella debe llevar un vestido distinto a la fiesta y ni qué decir sobre el pleito con tu amigo o no tan amigo por la persona que te gusta.

La pubertad es una competencia y en esta etapa los premios pueden bastante más interesantes que las estrellitas doradas y caritas felices.

Cuando termina el colegio un suspiro de alivio inunda el ambiente, eso fue todo, no debo sacar más buenas notas, de ahora en adelante viviré a mi modo y nadie me interrumpirá ni obstaculizará.

WRONG!

La Universidad: Representado en algún sádico comercial nacional como una cacería León --> Gacela. Primero compites con casi 1000 personas por un puesto de estudios, si tienes suerte (o bueno si estudiaste) e ingresas, es sólo el inicio pues adentro, deberás empezar por darte cuenta de que como en "Quien Quiere Ser Millonario" como aumenta la dificultad aumenta el premio y tu premio bien podría ser un título en la carrera que eligieron tus padres mientras estabas ocupado sacando estrellas doradas de tu lengua o tal vez una pareja ocasional (o estable... pero no te hagas ilusiones) y lo que es más común... un hijo (a mi la doble moral me queda muy mal, mi promoción aún ve Bob Esponja y ya está en el 8avo mes de comerse las uñas por la flojera de ponerse un condón).

Y ni qué decir de lo socio/cultural/religioso! Felicidades has entrado a la sociedad peruana, si eres gay, te fregaste porque ya no eres "el hijo incromprendido" eres el maricón, si no le agarras el ritmo a estudiar constantemente ya no eres "el niño con problemas de aprendizaje" eres "el vago".

Ya puede el mundo empezar a juzgarte por tu apariencia y decirte cuando estés aprendiendo a manejar "Cholo de mie**a", "¡Negro!", "Las mujeres a la cocina".

Si eres católico y vas a la iglesia, eres un hijito de mamá.
Si eres católico y no vas a la iglesia, eres un pecador.
Si eres agnóstico, eres una posera.
Si eres ateo, eres un posero.

La competencia en este momento es contra el mundo, si te quedo algo de trauma pre/durante y post pubertad vas a tener que tragártelo con Kanú.

¿Y cuando termines la universidad?

Simple, ganas el automático título de "Desempleado" a menos claro que te hayas asegurado con tus prácticas o el negocio familiar te resulte atractivo.

Pero si seguramente no hiciste un carajo y esperas un puesto de gerente tus opciones pintan de 2 colores:

Amarillo y Negro

Pero no te preocupes que después de tanto trabajo, sufrimiento y competencua, cuando estés a punto de cerrar la tijera en tu cuello (vease de ejemplo al hábil osito de la fotografía)te vas a dar cuenta de que sobre ti estarán cientos de personas exitosas que lograron mucho más haciendo simplemente no haciendo nada y hoy, esta noche especialmente me considero una de ellos.

Besos!
Adiós.

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